
Noche de sábado. Las madrugadas del sábado se llenan de hombres bien vestidos, algunos hasta atractivos. Salí del baño de mujeres con la boca recién pintada. Rojo furioso, una mota de color al que no puedo resistirme. Por demás, mi ropa de trabajo. Una camisa transparente de gasa negra, sin nada debajo, pantalón con adornos de encaje y unos zapatos altísimos, puntudos, y de pulsera en el tobillo.Estaba estrenando perfume, así que me sentía maravillosamente bien dispuesta para todo.Él estaba sentado en la barra. Me clavó la mirada y le dio la plata al barman. La señal convenida.Me acerco, le doy un beso en la mejilla con mí hola. Estaba tomando una cerveza que deja a la mitad mientras me lo llevo de la mano, escaleras arriba.Cuando llegamos a la habitación, me aplasta contra la puerta, besándome. Suavemente abre la puerta, no deja de besarme y me deja en la cama. Comienzo a sacarle la chaqueta,pero el se para para dejarlo caer al lado de la cama.-Besame, amor. – me dice. Obedezco y lo beso mientras le desabrocho la camisa. Mientras le lamo el cuello, le desabrocho el cinturón y el pantalón.- No me muerdas, porque mi mujer se va a enterar-- Nunca muerdo-- Chupas. Muerdess. Baboseás.- Ajah – le contesto mientras me arrodillo.Deja escapar un suspiro cuando meto su pene en mi boca.- No me muerdas el pene que no tengo otro – bromea.- Nunca muerdo, te dije-Le sonrío, su pene erguido y manchada de rouge al lado de mi mejilla. Vale la pena describirlo. Era alto, moreno, de piel tostada. Una sonrisa impecable, como destilando buen humor-. Y un buen cuerpo. Bellos brazos, y sobre todo, las piernas. Bien torneadas. Uno de esos tipos que quizás no sean Brad Pitt, pero que pueden llegar a ser atractivos si se cuidan un poco.Me levanta, me acuesta en la cama, y me dice que siga chupando. Mientras me aboco al trabajo (trabajo fácil, me esta diciendo lo que quiere) me desabrocha la tira que mantiene mi blusa cerrada con los dientes. Una vez que se deshizo de mi blusa, me da vuelta y me termina de desnudar. Ahora estoy sobre mis manos y rodillas, el atrás mío.- Decime papito-Pongo mi voz más chillona e inocente- ¿Qué me vas a hacer, papito?-- Nada, nada mamita, date vuelta-- Si papito-- No mires-- No miro, papi-- No mires, te lo pido.-Le obedezco. Miro fijo la pared mientras me penetra.- Abrí mas las piernas. Así, así. Muevete como me gusta, mama-Me muevo como a el le gusta, como a todos le gusta. Me balanceo sobre mis rodillas, hago rebotar mis glúteos sobre sus caderas, más rápido, más rápido. El tipo comienza a gritar, a gemir. Lo acompaño en un tono mas silencioso. Evidentemente deseaba protagonizar el asunto. Me dice que me extraña, que soy su amor incondicional. En fin, sandeces que dicen los hombres . No entienden que no vale nunca la pena, que es siempre pena, y más pena. así que gimo igual cantidad de sandeces que él, que ahora grita:-Besame amor. DALEEEEE-Entonces me doy vuelta y lo beso.-Agarramela con la mano, dale-Y lo masturbo, fuerte, como él me pide.-Queieres acabar en mi ombliguito, dale?-- No mamita, prefiero acabar en tu boquita-- Mmm ¿así?- y lamo la punta de su pene, sin dejar de masturbarlo.Ahora él se deja llevar. Suda copiosamente. Pero:- me estas raspando con los dientes –Si, claro. bebe, pijas y No raspo, sé que no. Sé hacer esto.- No me dejas concentrar. Me duele-- hay, perdón... es que me encanta –- Basta. No puedo. No puedo seguir así. Sueltame.-Lo suelto, me siento en la cama. Lo llamo.- ven papito. Hagamos otra cosa.-- No pudo dejar de pensar en ella. Te miro y me pregunto qué hago acá-- quieres meterla... y te hace falta otra copa.-- No... no creo que se me pare. lo quedo mirando y le digo no importa.